Cuando se habla de las partes del cuerpo, los lóbulos de las orejas son una de las que necesitan un mínimo de cuidado, ya que generalmente ocasionan muy pocos problemas para el cuerpo.
Por lo cual no se piensa demasiado en ellos hasta que un día, por un accidente, empiezan a supurar o presentan una erupción costrosa que pica mucho, esto es como consecuencia de que los pendientes se atoran en la ropa, se enredan en el cabello largo, son muy pesados o, en algunas ocasiones, porque se agrietan en los días que hace mucho viento.
Cuando se rasga un lóbulo, éste sangrará abundantemente, pero no es para asustarse, se debe aplicar presión como primera medida, hay que oprimirlo con fuerza con un pañuelo, toalla o un trapo limpio durante al menos cinco minutos, si se retira la presión y el pañuelo muy pronto, no se permitirá que coagule la sangre.
Hay que repetir las veces que sean necesarias, si pasan los cinco minutos se retira el pañuelo y el lóbulo sigue sangrando, hay que volver a intentarlo, en esta ocasión durante diez minutos. Se debe untar pomada contra la infección, cuando se haya detenido el sangrado, se tiene que conservar húmeda la herida con un ungüento antibacteriano.
Cuando lo lóbulos se enrojecen, pican o supuran puede ser por el material del cual están confeccionado los pendientes o por una alergia a la pomada antibacteriana que se utilizó.
En ese caso hay que evitar el níquel, los pendientes que se elaboran con níquel pueden provocar reacciones alérgicas en la mayoría de las mujeres. Incluso, existen algunas mujeres que tienen problemas hasta con el oro de 14 quilates, ya que este puede contener rastros de ese metal.
Es más aconsejable limitarse a los pendientes de plata esterlina o de acero inoxidable hipoalergénicos, y si la piel es sensible, ninguna de las partes del pendiente que toquen la oreja debe contener níquel.
Hay que limpiar los pendientes para evitar infecciones, se aconseja conservarlos tan limpios como sea posible. Se deben higienizar los postes o los clips con hisopo remojado con alcohol alcanforado cada vez que se los utilice.
Para reducir al mínimo los problemas derivados de las orejas recién perforadas, se deben tener en cuenta algunos consejos. Hay que disminuir la cantidad de gérmenes para evitar las infecciones, para ello se deben limpiar los lóbulos recién perforados con alcohol alcanforado y aplicar una pomada antibiótica de patente al menos una vez al día.
Hay que evitar los pendientes muy grandes y pesados, esto se debe a que los lóbulos recién perforados requieren tiempo para endurecerse, por lo tanto no se tiene que usar pendientes pesados por lo menos hasta dos meses después de la perforación.
Sólo se deben perforar los lóbulos, no el cartílago en la parte superior de la oreja, ya que éste tiene más probabilidades de infectarse, esto se debe a que la sangre que circula no es mucha, por ende será menor la cantidad de glóbulos blancos que le llegarán para combatir las infecciones que los que fluirían al lóbulo que es más carnoso.
Cuando se rasga un lóbulo y se deja que se cure solo, el orificio, si es que se tiene, se cerrará. Por tal motivo si es que se quiere volver a usar aretes hay que acudir al médico en un plazo de 24 horas, unos puntos mantendrán la perforación abierta mientras esta se cura.
Asimismo se debe acudir al médico si al tocar el lóbulo se siente caliente, si está enrojecido e inflamado y si se tiene pus, ya que es probable que esté infectado. Cabe destacar que las mujeres con orificios alargados no deben ponerse pendientes pesados, ya que es más factible que se rasgue el lóbulo.