Entre los factores que pueden poner nuestra salud en riesgo, muchas de las amenazas las podemos hallar directamente en nuestra dieta. Los alimentos pueden ser una vía de acceso que puede comprometer nuestra salud y hacer que nos enfermemos.
Los hongos producen metabolitos secundarios denominados micotoxinas. Las micotoxinas fueron descubiertas en 1962 en Londres, Inglaterra, cuando se descubrió que una comida a base de maní había causado la muerte de cerca de 100.000 pavos. Los metabolitos del hongo Aspergillus flavus común habían contaminado la harina de cacahuete. Esto llevó a que se realizaran muchos estudios sobre las micotoxinas, en especial sobre las aflatoxinas, que se derivan de las especies de Aspergillus.
Los estudios han demostrado que cuando las personas están expuestas a pequeñas cantidades de aflatoxinas durante un período prolongado de tiempo, desarrollan una amplia gama de problemas de salud graves, como retraso de crecimiento, cáncer de hígado debido a la mutación del ADN, y un sistema inmunitario debilitado.
El Aspergillus a menudo crece en el grano húmedo cosechado, pero también puede crecer en el grano antes de que sea cosechado. El Aspergillus crece en sustancias como el maíz, semilla de algodón, maní y heno. La Organización Panamericana de la Agricultura y la Alimentación estima que el 25 por ciento de los cultivos de alimentos en el mundo se ven afectados por micotoxinas.
Esto significa que la mayoría de la gente está contaminada con alguna forma de micotoxina. Esto hace que sea imperativo que cada persona asuma la responsabilidad de desintoxicar su cuerpo de forma rutinaria. Existen muchos enfoques diferentes para la desintoxicación.